Quizá porque un niño orinando sea un tema poco habitual para una estatua de bronce, es una de las atracciones turísticas más famosas de la ciudad. Con solo 61 centímetros de altura, el Manneken Pis está lejos de ser la estatua más grande de Bruselas. A pesar de su pequeño tamaño, es uno de los símbolos de Bélgica. Al principio, la estatua era una de las numerosas fuentes de Bruselas y daba agua potable a los habitantes de la ciudad. Cuatro siglos después, turistas de todo el mundo se acercan a fotografiar esta estatua. Para celebrar las fiestas locales o internacionales, a menudo la estatua aparece vestida con trajes elaborados.
Desde el ayuntamiento solo tendrás que caminar unos minutos por las agradables calles empedradas, hasta llegar a un cruce. A medida que los edificios se abren para dejar paso a una placita, verás una pequeña fuente detrás de una hilera de coloridas banderas. El Manneken Pis es una estatua modesta, pero con un gran significado. Rellena tu botella con el chorro de agua o lávate las manos y la cara para llevarte un recuerdo de Bruselas.
Durante todo el año decoran la estatua con vestidos de colores. Muchos países regalan vestidos para la estatua, que también tiene una amplia colección de disfraces para celebrar las fiestas. En el armario de la estatua hay más de 800 trajes diferentes. Si viajas a Bruselas en Navidad podrás ver la estatua vestida de Papá Noel. En las ocasiones especiales, los habitantes de Bruselas sustituyen el depósito de agua con un barril de cerveza, para que todo el mundo pueda beber cerveza gratis.
Aléjate un momento de la atracción principal para visitar a su amiga, la Jeanneke Pis, versión femenina de la famosa estatua.
El Manneken Pis se encuentra en el centro de Bruselas y es fácil llegar a pie desde muchos hoteles de la ciudad. Si te mueves en metro, está a poca distancia de la estación central. Hay plazas de aparcamiento de pago en la calle por la zona. Puedes visitar el Manneken Pis en cualquier momento. Es gratis.