Aprovecha una oferta de viajes a Madeira para visitar el cabo Girao. Es uno de los acantilados más elevados de Europa y cae en picado en el océano. A una altura de 580 metros sobre el agua, es uno de los puntos más fotogénicos de la región. Si estás listo para emociones más fuertes, recorre la plataforma con suelo de cristal desde la que verás claramente el escarpado vacío debajo de tus pies.
Mientras paseas por la parte del mirador con suelo enladrillado, podrás ver la ciudad de Funchal y el pueblo de Câmara de Lobos a lo lejos. En los días claros, es prácticamente imposible distinguir el cielo del océano en el horizonte.
Pasea por la plataforma acristalada que se extiende sobre las paredes del acantilado. Si miras hacia abajo, verás las olas romper en la costa a una gran distancia.
Echa un vistazo a los recuerdos de la tienda que hay en el lugar y a los productos de los comerciantes de la zona que se instalan cerca del mirador. Pon a prueba tu capacidad de regateo e intenta conseguir el mejor precio para alguna joya o pieza de elaboración artesanal.
Busca las terrazas de cultivo de Fajas do Cabo Girao debajo del acantilado. Durante muchos años, los agricultores han hecho frente a la precaria ubicación de las terrazas porque los acantilados sirven de refugio y propician unas condiciones de cultivo favorables para las viñas y otras producciones. Imagina por un momento la determinación de los primeros colonos que decidieron establecer los campos y los viñedos en este terreno rocoso. Aunque en tiempos anteriores solo podía accederse a ellos por barco, en 2003 se construyó un teleférico que permite a los granjeros acceder a sus terrazas.
Si quieres disfrutar de una perspectiva diferente del acantilado a un precio muy económico, anímate a montar en el teleférico. Si tienes suerte, tal vez veas a parapentistas o saltadores base tentando a la suerte en este popular punto de salto.
El cabo Girao se encuentra a 17 kilómetros al oeste de Funchal. Un autobús local realiza periódicamente la ruta al acantilado. Si decides alquilar un coche, aprovecha el aparcamiento que se ofrece en las instalaciones. No se requiere el pago de entrada para acceder a la plataforma con suelo de cristal y los visitantes pueden acceder a ella en cualquier momento.