El castillo de Tavira es uno de los puntos de referencia históricos más destacados de la ciudad. Conocido localmente como Castelo de Tavira, se trata de un testimonio de su pasado dramático, en cuyos muros y almenas podrás emprender un auténtico viaje a través del tiempo. Las vistas desde la antigua torre abarcan el paisaje urbano de la ciudad y las reservas naturales de los alrededores.
En este lugar, han existido castillos desde los días de los fenicios, pero se cree que el fuerte que vemos hoy se remonta al siglo XII, cuando Tavira formaba parte del imperio árabe de al-Ándalus y debía defenderse de los ataques por mar. Después de la reconquista portuguesa en el siglo XIII, el edificio pasó a la Orden de los Caballeros de Santiago. Y, a finales de ese mismo siglo, el rey Dionisio mandó reforzar las murallas almenadas a fin de proteger la ciudad de los ataques de los piratas.
En la actualidad, puedes recorrer tanto el complejo fortificado como sus bonitos jardines. Y, si lo visitas durante la Fiesta de San Juan, el 23 de junio, quizá te encuentres con el espíritu de uno de sus residentes. Según cuentan las leyendas locales, la hija del gobernador árabe Aben-Fabila desapareció mágicamente durante la reconquista, y su fantasma regresa al castillo a tiempo para el solsticio de verano.
Te recomendamos subir a las almenas en el lado este del fuerte y caminar por las murallas. Verás una torreta octogonal desmoronada de la fortaleza original y dos torres cuadradas. Una de ellas permite disfrutar de amplias vistas del casco antiguo de Tavira, así como del serpenteante río Gilão y las reservas naturales que dan al océano Atlántico.
El castillo de Tavira se encuentra en el corazón de la localidad que lleva su nombre, cerca de la plaza de la República. Su puerta principal está ubicada junto a Largo Abu Otmana, la explanada que se extiende delante de la iglesia de Santa María del Castillo. El recinto abre todos los días hasta la tarde. La entrada es gratuita.