La catedral de Faro, construida sobre los restos de un templo romano y una mezquita árabe, es un edificio medieval que combina los estilos barroco, renacentista y gótico. Su fastuoso interior está formado de mármol, ebanistería bañada en oro y los tradicionales azulejos de la región. También puedes contemplar el edificio histórico por la noche, cuando las luces iluminan las campanas que decoran el tejado.
Los distintos estilos arquitectónicos de este edifico indican los periodos en los que se realizaron renovaciones y reconstrucciones. La torre y la puerta principal, de estilo gótico, corresponden a la construcción inicial del sigloXIII. Muchos de los elementos restantes de la catedral se incorporaron en los siguientes dos siglos.
Cuando viajes a Faro, no te marches sin acceder al interior de esta catedral. Contempla su decoración a base de pan de oro y azulejos de los siglosXVIIyXVIII. Alza la vista hacia los techos de madera y camina entre sus columnas toscanas. Entre las sorpresas del lugar, destaca un órgano de madera pintado de rojo y cubierto con símbolos chinos.
Sube por las escaleras de caracol hasta el tejado y disfruta de las vistas del casco histórico. Frente a la catedral se levanta el palacio episcopal de Faro, y el telón de fondo de la ciudad lo conforman las pintorescas islas marismeñas y el océano.
En el museo instalado en la planta superior encontrarás antiguas vestimentas religiosas junto a pinturas y esculturas eclesiásticas. Además, un inquietante osario contiene numerosas calaveras y huesos. En cierto modo, recuerdan a la capilla de los Huesos que se encuentra en el centro de Faro.
A la hora de hacer un descanso, puedes beber algo calentito y tomar un picoteo en las cafeterías cercanas, que disponen de terrazas bajo los naranjos de la plaza de Largo da Sé.
La edificación inicial de la catedral se construyó en1271. Ahora, abre sus puertas al público de lunes a sábado, desde la mañana hasta última hora de la tarde.
Encontrarás la catedral de Faro en el centro del casco antiguo, en la parte que sobresale de la esquina sudoeste de la ciudad. La estación de tren se encuentra a diez minutos a pie de la catedral en dirección norte, cerca de la terminal de ferris. Aprovecha para acercarte a otras joyas del centro histórico, como el palacio Belmarço, el Arco de la Villa y el Centro de Ciencia Viva del Algarve.