Con más de 100.000 años de antigüedad, la cueva de Can Marçà es un lugar de gran importancia histórica para Ibiza. Las grietas en las rocas permitieron que la filtración del agua fuera tallando su interior creando depósitos calcáreos de estalagmitas y estalactitas.
La cueva fue descubierta en el siglo XX por contrabandistas, que encontraron en el laberinto de cuevas el lugar perfecto para ocultar su material de contrabando. Vuelve sobre sus pasos a través de los pasadizos secretos que se tejen por toda la cueva durante una visita guiada de 40 minutos.
Observa las estalagmitas, las estalactitas y los fósiles y admira la sala del Lago de los Deseos, una procesión de lagos subterráneos de color esmeralda. El agua ha sido coloreada por el musgo que cubre las rocas bajo la superficie. Continúa hacia el Templo de Buda, donde las estalagmitas y estalactitas se han desarrollado hasta alcanzarse formando pilares imponentes que se estrechan en el centro.
La joya de la Cova de Can Marçà es la cascada, una cortina de agua que cae suavemente desde los niveles superiores de la cueva hasta las profundidades oscuras de abajo. La cascada está iluminada con luces de colores y los sonidos de una pista de audio contribuyen a pronunciar el efecto hipnótico de la cueva.
Para llegar a Cova de Can Marçà, en la costa noroeste de Ibiza, dirígete hacia el Puerto de San Miguel. Una vez allí, sigue las indicaciones hacia la escalera labrada en la roca que te llevará hasta la entrada, bajando por el acantilado. Antes de entrar, haz una pausa para contemplar la hermosa bahía del puerto de San Miguel y las islas Murada y Ferradura.
La cueva de Can Marçà está abierta todo el año desde media mañana hasta poco antes de la puesta del sol. Se ofrecen visitas en varios idiomas y están incluidas en el precio de la entrada.