La fortaleza de La Bastilla es un fuerte bien conservado, muy popular por sus vistas y por el importante papel que ha desempeñado en la historia de Grenoble durante más de 2.000 años. El trayecto en el famoso teleférico ya es una atracción por sí solo. La fortaleza presenta muchos aspectos interesantes, ya que ha sido centro de la actividad militar y política de Grenoble durante siglos.
Se construyó en el siglo XIX, pero su estratégica situación en la ladera de una colina se utiliza desde el año 43 a. C. Si visitas las torretas de las murallas, descubrirás que una de ellas pertenece, en realidad, a una fortificación del siglo XVI. La fortaleza que vemos hoy se construyó para proteger la ciudad del ataque de las tropas de los duques de Saboya.
Sigue las rutas que llevan hasta la cima de la fortaleza. Allí encontrarás unas mazmorras flanqueadas por dos alas fortificadas. Durante el recorrido, podrás ver antiguas murallas, fortines, baluartes y puestos de artillería. Dedica unos momentos a contemplar las cercanas montañas de Chartreuse y el río Isère a tus pies. Grenoble es, de hecho, una de las localidades más planas de Francia, y esta planicie contrasta radicalmente con los picos montañosos que la rodean.
Llévate una linterna y baja por las inquietantes cuevas de Mandrin. Situados cerca de la entrada a la fortaleza, estos pasajes subterráneos muestran todo el potencial de su amplio sistema defensivo.
Visita también el Museo de las Tropas de Montaña, situado a poca distancia a pie de La Bastilla. Su excelente colección está especializada en la historia de las tropas de montaña de Grenoble, y explora sus orígenes y su evolución a lo largo de los años. Dispones de audioguías en inglés, francés o italiano. El museo es una forma estupenda de acabar un día en la fortaleza, ya que te permite conocer el contexto histórico de todo lo que has visitado.
Para llegar a la fortaleza de La Bastilla, puedes tomar el popular teleférico de Grenoble-Bastille o subir en una excursión a pie. Las rutas están bien señalizadas, y tienen una duración de una hora. El punto de salida se encuentra cerca del Museo Arqueológico de Grenoble Saint-Laurent, en la orilla norte del Isère.