La iglesia de San Agustín es un templo austero situado en el centro de la localidad. Este monumento religioso del siglo XIII lleva el nombre de un teólogo cristiano que es, además, el santo patrón de los cerveceros. Merece la pena dedicar tiempo suficiente a contemplar su impresionante arquitectura y su colección de arte, digna de un museo.
La construcción de la iglesia comenzó en 1280 y se prolongó durante casi 20 años. Como comprobarás, el exterior es muy sencillo y se caracteriza por elementos románicos y góticos, como los ventanales estilizados y estrechos. La entrada a la iglesia se realiza por una puerta lateral en lugar de por la fachada principal.
Su interior rebosa de obras de arte extraordinarias. Las más destacadas son los frescos del siglo XV situados detrás del altar principal, que ilustran la vida de San Agustín. Son el trabajo de Benozzo Gozzoli y sus discípulos, Pier Francesco Fiorentino y Giusto d’Andrea. Gozzoli también es el artífice de una pintura de san Sebastián.
A la derecha de la puerta central verás la bonita capilla de San Bartolo, con un altar de mármol, obra de Benedetto da Maiano, en el que se conservan los restos de este santo local. Dedica también unos momentos a contemplar el trabajo del pintor Bastiano Mainardi, oriundo de San Gimignano, en las bóvedas y paredes de la capilla.
Otras obras de arte dignas de mención incluyen las representaciones de la vida de la Virgen. Entre los artistas que le han dado vida destacan Bartolo di Fredi y Lippo Memmi, cuyo trabajo se remonta al siglo XIV.
La iglesia de San Agustín se encuentra en la Piazza Sant’Agostino, hacia el norte del centro histórico de San Gimignano. Está a solo cinco minutos a pie de la Piazza Duomo a través de las callejuelas medievales de la ciudad. Justo enfrente de esta iglesia verás la de San Pietro in Forliano. Construida en el siglo XII, es una de las más antiguas de San Gimignano.
La iglesia de San Agustín abre a diario, pero permanece cerrada algunas horas hacia el mediodía. La entrada es gratuita.
