La Peterskirche o iglesia de San Pedro es la iglesia más antigua conocida en Múnich. Desde su fundación en 1180, la iglesia ha sufrido una historia convulsa. La iglesia de San Pedro se reconstruyó en 1368 tras un incendio, y se volvió a restaurar tras su destrucción casi completa durante la Segunda Guerra Mundial. La última reconstrucción terminó en el año 2000.
Debido a su antigüedad, se han ido añadiendo elementos de distintos estilos arquitectónicos a la iglesia durante generaciones. En los siglos XVII y XVIII se incorporaron detalles barrocos y rococó al interior de la Peterskirche. Podrás admirar la figura de San Pedro del altar mayor, obra de Erasmus Grasser. Aquí, San Pedro está coronado con una tiara que, siguiendo la tradición, se retira cuando muere un papa hasta que se nombra otro nuevo.
Los visitantes con cierto gusto por lo macabro querrán ver el altar lateral, donde se conservan los restos de Santa Mundicia. Los restos de esta mártir cristiana se guardaron durante más de un siglo y se trasladaron de Roma a Múnich en 1675. Ahora es posible contemplar su esqueleto, cubierto de oro y joyas preciosas, en un sagrario barroco de la iglesia de San Pedro.
Si quieres disfrutar de una magnífica panorámica de Múnich, sube a la torre de la iglesia, conocida como "Alter Peter" ("el viejo Pedro") entre los lugareños. Ponte zapatos cómodos, porque hay que subir unos 300 escalones. Si el cielo está despejado podrás divisar incluso los Alpes. Dentro de la torre hay siete campanas que suenan, y una muda. Detrás de una ventana enrejada en el sótano de la torre, se encuentra la campana más antigua y más pequeña, que repicaba cuando se llevaban a cabo ejecuciones en Marienplatz.
La Peterskirche abre todos los días. La entrada a la torre cambia según la temporada, por lo que conviene preguntar a los guías locales. La iglesia no permite visitas durante la celebración de servicios religiosos. La estación de U-Bahn de Marienplatz está a pocos pasos de la iglesia.