La muralla romana de Tarragona es un notorio testimonio de la rica tradición romana de la localidad. La estructura original tenía una longitud de más de 3,5 kilómetros y llegaba hasta la costa. En la actualidad, es posible contemplar una sección bien conservada de algo más de un kilómetro. Sigue un bonito sendero ajardinado llamado Paseo Arqueológico y podrás ver la muralla y sus torres y puertas.
La primera muralla se construyó a finales del siglo III a.C. y es una de las construcciones romanas más antiguas que se conservan fuera de Italia. Entre los siglos XVI y XVIII se añadió un muro exterior para defender la ciudad de los ataques de la guerra de Sucesión española.
El paseo comienza en la Avenida Catalunya y discurre entre las dos murallas. La altura media de la muralla original romana es de doce metros, con hasta seis metros de grosor en las secciones más anchas. Si te fijas verás que la construcción se realizó con muchas piedras grandes e irregulares.
Después, sube las escaleras hasta el fuerte de Santa Bárbara, una estructura del siglo XVIII con una amplia colección de cañones. Examínalos y comprobarás que algunos de ellos tienen grabada la fecha de su fabricación.
Sigue por el paseo hasta la Torre del Arzobispo, que experimentó amplias modificaciones durante la Edad Media. Un poco más allá encontrarás la Torre de Minerva, con un fragmento de bajorrelieve que representa la imagen de dicha diosa. Aprovecha la posición elevada de algunas zonas del paseo para disfrutar de las bonitas vistas del Mediterráneo.
El Paseo Arqueológico abre todos los días excepto los lunes y se debe pagar una pequeña entrada. Los niños pueden acceder gratis. La ruta abre todo el año, pero en invierno cierra antes.