El pasaje de Santa Catalina es un pintoresco callejón medieval situado en el casco antiguo de Tallin. Su nombre procede de las ruinas de una iglesia ubicada en el lado norte. Los adoquines y las paredes en ruinas acentúan la sensación de tiempos pasados de este popular enclave.
En este pasaje encontrarás una gran variedad de restaurantes y cafeterías donde reponer energías. Tampoco sería de extrañar que tu cabeza comenzara a imaginar cómo era la calle hace varios siglos. El callejón tiene un ambiente particular, ya que combina su aspecto medieval con restaurantes y estudios modernos. En uno de los muros verás algunas lápidas que contribuyen a aumentar la peculiar atmósfera de este insólito lugar.
Te recomendamos visitar los bonitos estudios de la zona, que forman parte del gremio de artesanos de Santa Catalina, y en ellos podrás comprar objetos únicos. En estos comercios pequeños y abiertos, algunos de los cuales datan del sigloXV, se exponen artículos de cerámica y joyería, seda pintada a mano, sombreros y otros productos artesanales.
Eso sí, ten cuidado de no golpearte la cabeza al entrar en estas "cuevas" de otros tiempos para ver trabajar a los artistas en sus distintos oficios, como la alfarería, el tejido o el soplado de vidrio. Entre los artículos de alta calidad que encontrarás verás bolsos de piel, fascinantes estatuas y delicadas colchas.
En el extremo sur de la ruta encontrarás el famoso Muro de la lana, en la salida del pasaje que da a un arco de piedra de poca altura. Aquí podrás regatear con los vendedores de los innumerables puestos que venden prendas de punto frente al muro medieval.
El pasaje de Santa Catalina se encuentra en el corazón del casco antiguo de Tallin, en el centro de la ciudad, y conecta las calles Vene y Müürivahe. Para llegar, puedes coger un autobús o un tranvía hasta una de las muchas paradas del extremo del casco antiguo y caminar unos minutos hasta allí. Aprovecha para visitar otras atracciones de la zona, como el Museo de Instrumentos Medievales de Tortura, el ayuntamiento de Tallin y el Museo Dominiiklaste Kloostri.