El puente Saint-Bénézet, o puente de Aviñón, como se le conoce habitualmente, quedó inmortalizado en la canción "Sur le pont d'Avignon". El antiguo puente de piedra es una versión reducida del anterior. Cuando se construyó su estructura en el siglo XII, medía 900 metros de longitud y cruzaba el río Ródano. En la actualidad se interrumpe de forma abrupta antes de llegar a la otra orilla, pero sigue siendo un enlace importante a otra época.
De los 22 arcos originales solo se conservan cuatro. Tres de ellos se alzan sobre el río, mientras que el cuarto cubre una carretera. A lo largo de los siglos, las riadas frecuentes arrasaron algunas partes del puente, que se iban reconstruyendo. Después de una gran inundación en 1669, se interrumpieron las reconstrucciones.
Empieza la visita por la zona expositiva que cubre la historia del puente. Coge una audioguía multimedia para cruzar el puente. También hay una guía específica para las personas ciegas. Las guías tienen un pequeño coste adicional y están disponibles en once idiomas. Para llegar a lo más alto del puente hay que subir un tramo de escaleras o tomar el ascensor.
El puente de Aviñón o puente Saint-Bénézet recibe su nombre de san Bénézet o Benito de Aviñón, que según una leyenda cristiana tuvo una aparición en la que una voz le pedía que construyera un puente que llevara a Aviñón. Visita la pequeña capilla de piedra situada en el tercer pilar, donde se encontraba su tumba antiguamente. Los restos del santo se trasladaron por el peligro de una nueva inundación y se encuentran al seguro en la iglesia de Saint-Didier de Aviñón.
Camina hasta el final del puente para disfrutar de una bonita vista del Palais des Papes y la torre de la catedral. Las mejores vistas del puente se consiguen desde las orillas del Ródano, un poco más arriba o más abajo, y desde el parque Rocher des Doms, en lo alto de una colina.
El puente de Aviñón abre durante todo el año. El puente se encuentra a pocos pasos del centro de la ciudad y está bien indicado.