Por su amplia oferta de galerías, museos, parques naturales y enclaves históricos, la deslumbrante capital canadiense es una escapada cultural y romántica perfecta.
Visita este espectacular parque en el norte de la isla de Cabo Bretón y podrás recorrer bosques, contemplar delfines y ballenas o nadar en lagos de agua dulce.
Este lago depende para llenarse del agua glaciar derretida y cambia de forma drástica con cada estación. La desaparición de su agua ha fascinado a la gente durante miles de años.
Escucha historias de viajes marítimos de otras épocas, contempla ballenas jorobadas, adéntrate en el mar y disfruta de la arquitectura tradicional de esta antigua ciudad portuaria.
Una vez núcleo de la floreciente industria naval de Montreal, esta zona histórica y recreativa atrae ahora millones de visitantes a las orillas del río San Lorenzo.
Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
Esta bella maravilla de la ingeniería se llena de barcas de recreo en verano y en invierno se transforma en la mayor pista natural de patinaje sobre hielo del mundo.
Este distrito histórico de Edmonton es un fantástico lugar para ir de compras y echar un vistazo a los mercados, para después disfrutar del teatro o de un espectáculo musical y tomar algo en una extravagante cafetería.
El interior dorado y azul del corazón espiritual de Montreal fascina tanto a visitantes como a peregrinos. Antiguamente era el lugar de culto más grande de toda Norteamérica.