Este anfiteatro de 2.000 años de antigüedad, que en otros tiempos constituyó el corazón de Amán, aún consigue dejar sin palabras a quienes lo visitan en la actualidad, dejando patente la genialidad de la ingeniería y el diseño romanos.
Este anfiteatro de 2.000 años de antigüedad, que en otros tiempos constituyó el corazón de Amán, aún consigue dejar sin palabras a quienes lo visitan en la actualidad, dejando patente la genialidad de la ingeniería y el diseño romanos.
Este anfiteatro de 2.000 años de antigüedad, que en otros tiempos constituyó el corazón de Amán, aún consigue dejar sin palabras a quienes lo visitan en la actualidad, dejando patente la genialidad de la ingeniería y el diseño romanos.