Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
El interior dorado y azul del corazón espiritual de Montreal fascina tanto a visitantes como a peregrinos. Antiguamente era el lugar de culto más grande de toda Norteamérica.
En la amplia colección de este museo cabe destacar la locomotora a vapor de construcción canadiense más antigua que ha sobrevivido y la locomotora del Rey Jorge VI
Esta moderna basílica y \"casa de los milagros\" se encuentra en lo alto de la ciudad y ofrece serenidad y tranquilidad con una combinación de arquitectura renacentista italiana y las mejores vistas de Montreal.
Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
Disfruta de unas de las mejores vistas de la ciudad y en invierno de un enorme tobogán de hielo en este paseo que discurre en lo alto sobre el río San Lorenzo.
El encanto de La Ciudad de los Cien Campanarios te atrapará con su identidad francesa, los festivales que se celebran durante todo el año y uno de los cascos antiguos más cuidadosamente conservados de Norteamérica.
Uno de los lugares de interés más singulares de Quebec es una centenaria fortaleza militar que también puede preciarse de ser una de las más grandes de Norteamérica.
Esta moderna basílica y \"casa de los milagros\" se encuentra en lo alto de la ciudad y ofrece serenidad y tranquilidad con una combinación de arquitectura renacentista italiana y las mejores vistas de Montreal.
Bajo los rascacielos, este vecindario ofrece grandes espacios cívicos, tiendas de lujo, 30 salas de conciertos y el complejo subterráneo más grande del planeta.
Esta moderna basílica y \"casa de los milagros\" se encuentra en lo alto de la ciudad y ofrece serenidad y tranquilidad con una combinación de arquitectura renacentista italiana y las mejores vistas de Montreal.
Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
El interior dorado y azul del corazón espiritual de Montreal fascina tanto a visitantes como a peregrinos. Antiguamente era el lugar de culto más grande de toda Norteamérica.