Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
Escucha historias de viajes marítimos de otras épocas, contempla ballenas jorobadas, adéntrate en el mar y disfruta de la arquitectura tradicional de esta antigua ciudad portuaria.
Este lago depende para llenarse del agua glaciar derretida y cambia de forma drástica con cada estación. La desaparición de su agua ha fascinado a la gente durante miles de años.
Por su amplia oferta de galerías, museos, parques naturales y enclaves históricos, la deslumbrante capital canadiense es una escapada cultural y romántica perfecta.
Este distrito histórico de Edmonton es un fantástico lugar para ir de compras y echar un vistazo a los mercados, para después disfrutar del teatro o de un espectáculo musical y tomar algo en una extravagante cafetería.