Quebec, pintoresca capital de la provincia canadiense homónima, permite conocer junto con los parajes naturales circundantes un pedacito de Francia en Norteamérica.
El interior dorado y azul del corazón espiritual de Montreal fascina tanto a visitantes como a peregrinos. Antiguamente era el lugar de culto más grande de toda Norteamérica.
Escucha historias de viajes marítimos de otras épocas, contempla ballenas jorobadas, adéntrate en el mar y disfruta de la arquitectura tradicional de esta antigua ciudad portuaria.
Entre 1847 y 1963, esta atracción turística de Montreal fue el mercado agrícola central de la ciudad. Hoy en día es un centro comercial exclusivo con las mejores creaciones del Quebec.
El encanto de La Ciudad de los Cien Campanarios te atrapará con su identidad francesa, los festivales que se celebran durante todo el año y uno de los cascos antiguos más cuidadosamente conservados de Norteamérica.
Disfruta de un día escuchando los animados debates y admirando las obras de arte, la biblioteca y la arquitectura neogótica del centro de la política canadiense.
Bajo los rascacielos, este vecindario ofrece grandes espacios cívicos, tiendas de lujo, 30 salas de conciertos y el complejo subterráneo más grande del planeta.
Esta bella maravilla de la ingeniería se llena de barcas de recreo en verano y en invierno se transforma en la mayor pista natural de patinaje sobre hielo del mundo.
Disfruta de un día escuchando los animados debates y admirando las obras de arte, la biblioteca y la arquitectura neogótica del centro de la política canadiense.
Por su amplia oferta de galerías, museos, parques naturales y enclaves históricos, la deslumbrante capital canadiense es una escapada cultural y romántica perfecta.
Disfruta de unas de las mejores vistas de la ciudad y en invierno de un enorme tobogán de hielo en este paseo que discurre en lo alto sobre el río San Lorenzo.
Esta moderna basílica y \"casa de los milagros\" se encuentra en lo alto de la ciudad y ofrece serenidad y tranquilidad con una combinación de arquitectura renacentista italiana y las mejores vistas de Montreal.
El interior dorado y azul del corazón espiritual de Montreal fascina tanto a visitantes como a peregrinos. Antiguamente era el lugar de culto más grande de toda Norteamérica.
Esta bella maravilla de la ingeniería se llena de barcas de recreo en verano y en invierno se transforma en la mayor pista natural de patinaje sobre hielo del mundo.