A esta montaña, que se eleva desde el mismo centro de la ciudad, se la conoce sobre todo por albergar la icónica estatua de Jesús, tan alta como un rascacielos.
Explora el mejor arte brasileño del siglo XX y saborea la cocina más vanguardista del país en esta curiosa galería modernista de los años cincuenta, situada al borde de la bahía Guanabara de Río.
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Pasea por la noche para contemplar las luces de la ciudad reflejadas en los lagos del parque o dedica un día a los enclaves culturales de los enormes jardines.
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Nada en una bahía recóndita, sube colinas arboladas y saborea un marisco exquisito en los restaurantes situados junto a esta playa, uno de los secretos mejor guardados de Río.
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Siéntete como si estuvieses en la Europa del siglo XVIII en este homenaje neogótico a un château rústico francés con un cuidado jardín y vistas panorámicas de la ciudad.
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Esta pequeña playa, considerada el lugar donde nació el surf brasileño, es también uno de los lugares más populares para ver los espectaculares atardeceres de Río de Janeiro.