Una de las visitas obligadas en los viajes a Tokio es uno de los símbolos de su modernidad: una intersección repleta de gente que supone un auténtico festival para los sentidos.
Una de las visitas obligadas en los viajes a Tokio es uno de los símbolos de su modernidad: una intersección repleta de gente que supone un auténtico festival para los sentidos.
Una de las visitas obligadas en los viajes a Tokio es uno de los símbolos de su modernidad: una intersección repleta de gente que supone un auténtico festival para los sentidos.
Una de las visitas obligadas en los viajes a Tokio es uno de los símbolos de su modernidad: una intersección repleta de gente que supone un auténtico festival para los sentidos.