10 de los parques nacionales más impresionantes del mundo
“Volcanes imponentes, tierras indómitas, geiseres asombrosos, lagos cristalinos, una biodiversidad apabullante… son solo algunos de los tesoros que albergan los parques nacionales más impresionantes del mundo.
Te invitamos a que aproveches la ocasión para hacer un recorrido por una decena con algunos de los más interesantes. Te garantizamos que después de ello no te cabrá la menor duda de que estos son destinos que tendrás que visitar al menos una vez en tu vida.
1. Parque Nacional de Komodo
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Como no podía ser de otro modo, viajas hasta las tierras del famoso dragón de Komodo. Este gigante de los reptiles, más parecido a los saurios prehistóricos, tiene aquí su morada y el parque nacional es un buen lugar para poder tener un encuentro cara a cara.
Para ello tendremos que llegar hasta una de las regiones más fascinantes del sudoeste de Asia. Nos trasladaremos hasta la apasionante Indonesia y ubicaremos nuestro cuartel general en la Isla de Komodo, desde donde es fácil realizar la visita al parque nacional que lleva el mismo nombre.
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El Parque Nacional de Komodo es, sin duda, un lugar único. Así lo atestiguan los importantes títulos que lo catalogan como Reserva de la Biosfera, Patrimonio de la Humanidad y Maravilla Natural del Mundo. En cuanto pongas un pie aquí sabrás por qué.
El área protegida es de casi 2000 kilómetros cuadrados de terreno volcánico que se reparte a través de un grupo insular. Esta orografía da al entorno un aspecto singular, como si se hubiese detenido el tiempo hace millones de años. En medio de este panorama destacan las islas más grandes, como Komodo, Rinca y Padar.
El Parque Nacional de Komodo se instauró con la intención de salvar al lagarto más grande del mundo, que se encontraba en peligro de extinción. Lamentablemente, en la actualidad, los responsables de la institución han anunciado que cerrarán temporalmente a partir del 2020. La razón es que el dragón de Komodo vuelve a verse amenazado porque muchos turistas roban especímenes.
Desde Padar conseguirás las vistas más imponentes. Komodo es la isla más remota y la que puedes disfrutar con menos bullicio. Sin embargo, si tu objetivo es toparte con el legendario lagarto tendrás más posibilidades en Rinca, donde reside la mayor colonia de todo el Parque Nacional de Komodo.
Lee nuestro artículo en profundidad sobre el Parque Nacional de Komodo.
2. Parque Nacional Manuel Antonio
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Costa Rica es en sí misma un entorno natural único, una apuesta segura por la biodiversidad y el turismo sostenible. Dentro de este proyecto se encuentra uno de los lugares más hermosos de la zona del Pacífico Central, se trata del Parque Nacional Manuel Antonio.
Ubicado cerca de la ciudad de Quepos, este ecosistema es el Área Silvestre Protegida más visitadas por los turistas. Dentro de este importante enclave natural podrás disfrutar de tres hermosas playas, una red de senderos forestales y una densa selva tropical. En 2011, la revista Forbes lo clasificó como uno de los parques más bellos del mundo.
Tienes que planificar un tiempo para poder disfrutar de las increíbles playas de arena blanca y aguas cristalinas. Contemplar la puesta de sol resulta todo un espectáculo. Llegar hasta ella te llevará una media hora desde la entrada al parque nacional.
Es un auténtico imperdible para los amantes del snorkel o el surf. Pero si lo que deseas es disfrutar de las mejores vistas, en ese caso, dirígete hacia la playa Manuel Antonio. Este hecho hace que sea la más concurrida así que, si prefieres relajarte, es mejor que te adentres hasta la playa Espadilla Sur.
Manuel Antonio es el parque más pequeño de Costa Rica. Sin embargo, resalta su abundante vida silvestre. Los monos capuchinos, los aulladores y las ardillas son algunas de las criaturas más sociables del parque. También podrás ver perezosos, iguanas, agutís y cientos de especies de aves.
El sendero principal que une las dos playas será un hervidero de vida salvaje. Para poder contemplarla hay que madrugar, porque se esconden con la multitud. Los más aventajados pueden tomar el de Punta Catedral, un poco más desafiante.
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3. Parque nacional de los lagos de Plivtvice
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La naturaleza croata te enamora a primera vista. Es lo que sucede con los lagos de Plivtvice. El trabajo de los manantiales naturales de la zona, ubicada en la región de Lika, han forjado una auténtica obra de arte para los sentidos.
El azul y el turquesa se adueñan de las aguas que van encadenándose a través de cascadas, saltos y escalones. Están diseminados por los bosques vírgenes que componen el Parque Nacional de los lagos de Plivtivice. El otoño resulta el momento más apropiado para una visita. En estas fechas, los amantes de la fotografía disfrutarán de la paleta de colores de los bosques de haya.
Es el parque nacional más grande y antiguo de Croacia. Ten en cuenta que el río ha formado 16 lagos y estos se conectan gracias a un sistema de más de 100 cascadas y riachuelos. Si optas por una visita guiada puedes elegir media jornada y ver los lagos inferiores o los superiores. Si te decantas por la jornada completa verás ambas zonas.
El acceso por la entrada 1 te conduce hasta la zona de los lagos inferiores, pasa por el gran cañón y te lleva hasta la Gran Cascada del Río Plivtvice. Es el salto de agua más grande de esta región balcánica, con casi 80 metros de caída libre.
A través de la entrada 2 llegarás a los lagos superiores. Puedes acceder a ambas zonas gracias al servicio de autobús-tren que va incluido en el precio y conecta los espacios de este parque, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Para moverte por los lagos superiores la mejor opción es el tren. Pero aprovecha para hacer un poco de senderismo y llegar al punto más elevado, el Prošćansko. Otro punto más que recomendable es la caída de 20 metros del salto de Labudovac o las cascadas Prštavci. El nombre significa “cascadas efervescentes”, así que te puedes hacer una idea de lo que te espera.
4. Iguazú
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Estamos en el lado argentino del Parque Nacional de Iguazú, cerca de Misiones. Su extensión se une al del Parque Nacional do Iguaçu, en el Paraná brasileño. Juntos conforman un área de unas 250.000 hectáreas.
Como no podía ser de otro modo, la zona es Patrimonio de la Humanidad y también fue elegida como una de las Siete Maravillas Naturales del Mundo. Pero, si viajas hasta Iguazú, verás que cualquier distinción que se le otorgue resulta insuficiente.
El parque nacional surgió como una forma de proteger las famosas cataratas y la frondosa selva subtropical que rodea esta parte tan apasionante del Río Iguazú. La distinción como área protegida consiguió detener el deterioro provocado por la mano del hombre.
Con un clima cálido, lluvioso y húmedo, el Parque Nacional de Iguazú se convierte en un enorme invernadero natural. Su bioma es considerado uno de los reductos naturales de mayor riqueza a nivel mundial.
De ello dan testimonio más de dos millares de especies de plantas, 400 especies de aves o la riqueza entomológica de una zona en la que aún quedan mucha diversidad por clasificar. Desde vegetación que se desarrolla a ras de suelo hasta árboles de más de 30 metros.
La fauna también se encuentra estratificada. Animales que se alimentan de los frutos que caen al suelo, como el Tapir, la Corzuela o el Carpincho. Los hay que se han adaptado a los árboles, desde herbívoros hasta mamíferos que encuentran aquí su alimento. Incluso los carnívoros han aprendido a manejarse entre árboles para poder cazar a sus presas.
Debes ir atento, porque estos animales no se dejan ver fácilmente. Hay que seguir su pista y procurar ser silencioso. Mayor fortuna tendrás con las aves. Disfrutarás muchísimo con sus trinos y sus brillantes colores.
Está de más decirte que te podrás recrear con la inmensa experiencia que supone contemplar las cataratas. En este punto, el Río Iguazú forma una U. El terreno por el que discurre es una gran falla que se corta abruptamente configurando un enorme desnivel. Ahí tienes las famosas Cataratas de Iguazú. Aprovecha las plataformas y pasarelas para llegar a puntos que te dejan a apenas 50 metros del salto de agua.
5. Yellowstone
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Yelowstone fue el primer paraje natural que recibió la distinción de parque nacional. Ocurrió en 1872 y la intención fue la de potenciar la protección de una zona de especiales características. Sin duda nos adentramos en un territorio vinculado a la esencia norteamericana y a uno de los espacios naturales más salvajes y fascinantes del mundo.
Una tercera parte del Parque Nacional de Yellowstone está asentada sobre la caldera de un descomunal volcán. Incluso la famosa fuente termal Grand Prismatic Spring se ubica en esta posición primitiva pero aún en activo.
Según el pronóstico de todos los especialistas el cráter, con toda seguridad, volverá a escupir su tormenta de lava. Sin embargo, las predicciones vaticinan que este acontecimiento no es inminente.
De cualquier manera, cuestiones como esta contribuyen a agudizar la carga de adrenalina de los visitantes de este parque nacional pionero. Tal vez sea uno de los parajes más reconocibles por personas de todo el mundo.
El cine, los documentales, las revistas de viajes, los fotógrafos… han mostrado las diversas caras de este monumento natural. Es el caso del géiser Old Faithful. Aproximadamente cada hora y media ofrece su espectacular actuación. Esa impresionante fuente termal lanza un enorme chorro de vapor y agua hirviendo. La columna llega hasta los 60 metros de altura.
A las extremas condiciones ambientales de Yellowstone hay que añadir la presencia de su valiosa vida salvaje: grizzlies, lobos, aves carroñeras, bisontes, uapitíes… A menudo, los guardias del parque deben retirar la carroña para que estos ejemplares no se acerquen demasiado a la zona de los visitantes.
Es comprensible, basta alejarse unos 200 metros de la zona guiada para toparse con esta fauna que no entiende de reglamentos humanos. Por ello es muy importante que respetes las reglas del parque. De lo contrario estarás poniendo en peligro tu vida.
Hay que tener este consejo muy en cuenta, sobre todo porque resulta fácil caer en las redes de la espectacularidad del Parque Nacional de Yellowstone. Hablamos de un enorme ecosistema. Pero no hay que olvidar que se trata de un paisaje inmenso y rico, de terrenos mayormente inexplorados y habitados por una fauna en buena medida salvaje.
6. Masai Mara
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El Parque Nacional de Masai Mara es la postal que se ha instalado en el imaginario popular de un sinfín de viajeros y que aún no han tenido la suerte de viajar a Kenya. Películas como “Memorias de África” han contribuido a que se afiance esa idea de uno de los parques nacionales más famosos del continente negro.
Esta es una parada obligada para todos los aficionados a la fauna salvaje. Aunque los caminos están más que habilitados para el paso de los 4×4 de las agencias turísticas. Estos todoterrenos suelen estar interconectados y, cuando uno de ellos avista a un animal, avisan. De inmediato, todos los que se encuentren en los alrededores se acercarán para aprovechar la experiencia.
Es cierto que esto resta un poco de autenticidad a la aventura, pero debemos ser conscientes de que estamos en un lugar muy turístico. Resulta difícil una visita en solitario.
Aún así, los guías tienen un olfato especial para descubrirte fantásticos ejemplares. Los más fáciles de observar son los leopardos y los rinocerontes, aunque precisarás la ayuda de estos expertos de la zona. Los apasionados por la ornitología cuentan con un censo de 450 especies de aves.
Este entorno africano debe su nombre al río Mara. Avanza como una columna vertebral que atraviesa todo el parque. Por aquí deben cruzar especies migratorias como cebras y ñus. Más de un millón de estos últimos y unos 200.000 ejemplares de las primeras tienen que sortear las fauces de los miles de cocodrilos que les esperan en las riberas.
Tu paso por el parque nacional resultaría incompleto si no visitas a los masais, los altivos guerreros de la sabana. Antaño se las veían cara a cara con los grande felinos y cazaban leones de manera habitual. Esta práctica ha sido prohibida por el gobierno, al igual que la práctica de la mutilación genital femenina.
A cambio, los masais se han visto favorecidos con las medidas conservacionistas del parque. Por otro lado, las instituciones gubernamentales les permiten participar en la adopción de decisiones que afectan al parque y también les dejan pastorear, conservar sus aldeas y aprovechar las opciones que les ofrece el turismo.
Con sus típicas vestimentas rojas y sus orejas dilatadas y adornadas con esferas de madera y cuentas de colores, los masais estarán encantados de mostrarte cómo funcionan sus aldeas y cuáles son sus actividades cotidianas.
Si tu sueño es ir de Safari a África, lee atentamente nuestro artículo “Diez Safaris en África que debes hacer al menos una vez en la vida”.
7. Yosemite
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Nos vamos hasta el Parque Naciona
l de Yosemite, en California. Con casi 300.000 hectáreas es uno de los espacios naturales más imponentes de EE.UU. Su fama esta bien fundada y así lo creen los más de cuatro millones de turistas que lo visitan cada año.
Sus acentuadas cascadas y unas extraordinarias paredes de granito le han valido el título de Patrimonio de la Humanidad. Te proponemos un viaje inolvidable desde las laderas del Valle Yosemite hasta los enclaves alpinos de Tuolumne Meadows.
No se trata solo de un gran valle. Aquí la fuerza del granito, el poder de los glaciares, la riqueza persistente de su biodiversidad y la paz que se respira en las partes más elevadas de su sierra transportan al viajero hasta un mundo desconocido y apasionante.
Es cierto que sus cascadas se llevan la palma, pero dentro de su perímetro no fallan los alicientes: valles profundos, grandes praderas, bosques de antiguas secuoyas gigantescas y un vasto territorio de vida silvestre.
El famoso valle aparece de repente. Muros nobles, esculpidos en infinitas variedades de cúpulas, agujas y acantilados y, como banda sonora, el atronador sonido de la caída de las aguas.
Fondeando nos topamos con soleados prados y bosque de pinos y robles. El río Merced recorre majestuosamente el espacio natural, atravesando con solemnidad el Parque Nacional de Yosemite.
Veamos los puntos más interesantes que no te puedes perder. Venal Fall, es el emplazamiento de la mayoría de las cascadas. El mejor momento para disfrutarlas en todo su esplendor es en primavera. Durante otoño y verano baja el nivel de agua.
Dirígete hacia The Tunnel View. Desde aquí podrás disfrutar de las caídas del Capitán y de Brivadeil, con Half Dome al fondo. El Capitán se eleva hasta casi un kilómetro de altura, por lo que ofrece magníficas vistas sobre la caída del mismo nombre y Cathedral Rocks. En el prado hay habilitado un lugar para poder contemplar todo el valle. Es un lugar muy oportuno para detenerse a observar las cataratas, con Sentinel Meadow, la Capilla de Yosemite y el Yosemite Valley Lodge.
Nuestro consejo es que te pierdas por Yosemite y disfrutes de ello, pero con cabeza y sentido común. Además, practica un turismo responsable. Toma fotos, realiza vídeos, pero no dejes huella de tu paso por el parque nacional.
Por último, ten en cuenta que toda la fauna que vive aquí es salvaje, por lo que puede ser peligrosa e impredecible. Respeta la vida agreste y mantén una distancia de seguridad por muy amigable que te pueda parecer.
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8. Parque Nacional del Lago Ness
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Cuando pensamos en el lago más famoso de Escocia también nos llega a la mente la imagen del monstruo más popular de Gran Bretaña: Nessie, conocido como el monstruo del Lago Ness. Aunque Nessie no ha aparecido durante décadas, en este parque nacional se hace todo lo posible por mantener viva la leyenda.
Para ello cuentan con un Centro de Conservación y Exposición sobre el lago. Aquí, a través de sus exhibiciones, podrás conocer todos los secretos y leyendas acerca de la famosa bestia y la historia de los alrededores.
Pero hay que reconocer que, incluso sin sus atractivos cuentos sobre monstruos prehistóricos, el Lago Ness es un enclave extremadamente hermoso. Sobre todo hay que incidir en la espectacular belleza de los alrededores.
El Parque Nacional del Lago Ness se extiende a lo largo de Great Glen, una línea de falla donde las placas tectónicas chocaron para crear el paisaje montañoso que lo rodea. Al margen de este dato, Ness es el segundo lago más profundo de las tierras escocesas, con más de 230 metros de profundidad.
Otro imprescindible es el Castillo de Urquart. Se alza sobre una lengua de tierra con el lago y una montaña como telón de fondo. En el pasado fue una de las fortificaciones más grandes de Escocia y, en la actualidad, ha vuelto a ser popular gracias a su aparición como escenario para la serie de televisión “Outlander”.
Frente a la bahía de Urquhart, en la costa norte del Lago Ness, se encuentra el pueblo de Drumnadrochit. Es un excelente lugar para comenzar tu exploración sobre el famoso lago y aprender sobre sus mitos y leyendas.
Desde aquí puede tomar un crucero en bote y probar un avistamiento de monstruos, ir de pesca o simplemente disfrutar del impresionante paisaje del lago. Otros enclaves cercanos al Parque Nacional del Lago Ness son el parque temático Nessieland, Fort Augustus, el Canal de Caledonia y las pequeñas islas de Loch Oich.
9. Parque Nacional de Tierra del Fuego
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Nos desplazamos a unos 12 kilómetros al occidente de Ushuaia. En pleno sur de Argentina se encuentra el Parque Nacional de Tierra del Fuego. Se reparte entre la provincia del mismo nombre, la Antártida y las Islas del Atlántico Sur.
Este parque nacional propone una experiencia distinta y extrema. Es realmente una ruta para aventureros a quienes no les amilanan las condiciones extremas. A cambio, estos viajeros acumularán sensaciones que pocas personas experimentan.
Hablamos de casi 70.000 hectáreas de terreno aunque, sin embargo, solo 2000 hectáreas están habilitadas al público. El resto tiene la catalogación de “Reserva Natural Estricta”, lo que significa que el hombre no puede acceder a esta zona para una mejor preservación ambiental.
Aún así es posible disfrutar de la zona más austral, donde se encuentran numerosos alicientes para disfrutar de un viaje único. A ello contribuirán los bosques patagónicos, lagos glaciares, la costa marina del Canal de Beagle, amplias turberas y hermosos valles.
Pero, sin lugar a dudas, la zona más al sur de Argentina ofrece todo un espectáculo con un paisaje espectacular que combina las montañas de la Cordillera de los Andes y fantásticos glaciares.
Además de ser representativo de la flora y fauna local, el parque protege los restos arqueológicos de los aborígenes de Yamana. Otra atracción es que dentro de él está el final de la Ruta Nacional 3 y la Ruta Panamericana, en la famosa y hermosa Bahía de Lapataia.
Además de los tours organizados, se pueden realizar en él excursiones a pie, acampadas, pesca, observación de aves y deportes acuáticos en embarcaciones no motorizadas, mientras que en invierno la zona es ideal para el esquí de fondo.
La zona cuenta con una extensa red de senderismo, así que es posible elegir trayectos. El de Pampa Alta te permitirá contemplar una presa activa de castores. Su dificultad es media, pero merece la pena ver la actividad de estos animales.
Al final del camino que ingresa al cañón del Toro, a unos 5 kilómetros de la entrada al parque comienza un sendero. Te llevará a lo largo del río Pipo y acabarás en las cascadas que ostentan el nombre del río.
Si prefieres un camino costero hay que tomar el final de la carretera que conduce a la Bahía de Ensenada, que bordea el Canal Beagle. Se pueden observar aves marinas y costeras y diferentes especies de árboles y arbustos.
A 8 kilómetros del parque y pasado el estacionamiento del Lago Roca, comienza este camino que va al Hito XXIV que marca la frontera entre Argentina y Chile.
Por último, te invitamos a investigar esta zona conocida como el Fin del Mundo. El límite entre norte y sur lo establece el Lago Fagnano. Se forma un enorme valle de aguas glaciares y empieza una ruta que asciende faldeando los Andes, con picos que superan los 1500 metros.
10. Monte Fuji
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El monte Fuji, con sus casi 3800 metros, es la montaña más alta de Japón. Este volcán ejerce una fascinación especial a nivel mundial. De hecho se ha convertido en una imagen icónica y ha sido utilizada para películas, ilustraciones, comics, spots publicitarios… No es de extrañar que, con tanta expectación, se le concediera el ingreso en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
El famoso pico volcánico forma parte del Parque Nacional Fuji-Hakone-Izu. Sin embargo, no es la única maravilla que alberga este espacio natural. Ocupan un lugar especial los lagos Fujigoko, que se encuentran al pie de esta montaña, y los bosques de Aokigahara.
En Hakone los volcanes Kamiyama y Komagatake se combinan con la planicie Sengokuhara y el Lago Ashinoko para crear el efecto de un paisaje en miniatura. Por su parte, Izu cuenta con fantásticas vistas de la cordillera de Amagi. Cada una de las islas que forman el Izu-Shichito, o las Siete Islas, es rica en maravillas naturales únicas.
El monte Fuji en sí mismo es una auténtica atracción que, cada año, atrae a más de 200.000 escaladores. La temporada de alpinismo es en julio y agosto. Se han habilitado cuatro senderos para alpinismo desde los lados Shizuoka y Yamanashi. Cada uno de estos senderos ofrece a los escaladores un conjunto único de experiencias.
El área de Fuji-Goko también se utiliza durante todo el año para pasear en bote, veranear, conducir tranquilamente o acampar. En cambio, el área de Hakone está plagada de volcanes recientes.
Dado que las montañas en esta área corresponden a elevaciones relativamente bajas, existen muchos senderos de montañismo que son ideales para escaladores principiantes y de nivel intermedio. Pueden utilizarse en cualquier época del año. Otros puntos de interés se encuentran en el área de la Península de Izu y en la zona de las Islas Izu.
Más sobre Japón en: Itinerario de dos semanas por Japón.
Sin duda, los parques nacionales son lugares para vivir experiencias extraordinarias vinculadas con el mundo de la naturaleza y los deportes extremos y al aire libre. Cualquiera de los que aparecen en esta lista será un buen destino para tus próximas vacaciones.”
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