La ruta de Salvador Dalí en Cataluña
“Salvador Dalí: surrealista por definición y al mismo tiempo, audaz, fantástico, extraño, lleno de pasión y romántico. No solo amó su musa y mujer Gala, con la que estuvo casado durante cincuenta años, hasta su muerte. Amó muchísimo también su tierra, Cataluña, donde nació, murió y vivió buena parte de su vida.
A unos doscientos kilómetros al norte de Barcelona, se halla Figueres la ciudad en la que nació el gran artista surrealista. El viaje por los escenario de la vida y obra de Dalí empieza en el Teatro-Museo Dalí (Plaza Gala-Salvador Dalí, 5), un edificio enorme, diseñado por él mismo en los últimos años de su vida, en el que su fantasía y locura están presentes por todos los costados. Con sus paredes rojas, las decoraciones en forma de pan, las esculturas de huevos y los muñecos dorados que adornan el perímetro, es el edificio surrealista más grande del mundo. El museo fue erigido sobre las ruinas del antiguo teatro municipal, destruido al final de la Guerra Civil Española.
Cortesía de Gala-Salvador Dalí Foundation ©Fundació Gala-Salvador Dalí, 2014
Dalí, convencido de que sus obras no serían suficiente para transmitir al público la autentica experiencia surrealista, decidió construir su museo como un universo paralelo donde el visitante pudiese vivir personalmente “todo el nuevo mundo sorprendente y alucinante del surrealismo“.
La ciudad de Figueres es perfecta para probar la cocina catalana: uno de los mejores restaurantes de la ciudad, el Antaviana (Carrer de Llers, 5-7), es ideal para concederse una pausa y disfrutar de deliciosos platos de pescado fresco y productos de temporada.
El viaje daliniano prosigue hacia Cadaqués. El pequeño pueblo costero es la verdadera joya de la Costa Brava y durante décadas ha conquistado el corazón de muchos artistas, además de Dalí. También García Lorca y Picasso, Marcel Duchamp y Joan Miró pasaron días felices aquí. Es realmente emocionante contemplar el paisaje de olivos que se extiende alrededor de las casas blancas que se arraciman alrededor de una recoleta cala.
Desde Cadaqués se accede fácilmente a Port Lligat, la casa donde Salvador Dalí y Gala se refugiaban durante el verano. Desde lejos se observan los huevos blancos que coronan este grupo de casitas que esconde en su interior la romántica “cámara de los susurros” donde es posible hablar en voz baja desde cualquier ángulo de la sala y oírlo como si estuvieran hablándonos al oído. El mar es una presencia constante en todas las estancias y la visita permite conocer algunas interioridades de la vida de la pareja y de los amigos que acudían a visitarlos.
Cortesía de Gala-Salvador Dalí Foundation ©Fundació Gala-Salvador Dalí, 2014
En Port Lligat es muy recomendable comer en el restaurante Compartir (Riera Sant Vicenç s/n), con su agradable terraza y especialidades como los erizos de mar, la sardina y la paella de pescado.
Cortesía de Gala-Salvador Dalí Foundation ©Fundació Gala-Salvador Dalí, 2014
La ultima etapa de este viaje “surrealista” es el pueblo de Púbol, a unos cuarenta kilómetros al sur de Figueres, en el interior, donde Dalí construyó un castillo sobre las ruinas de una estructura medieval. Su único objetivo era crear un lugar donde Gala pudiera descansar y refugiarse. Según la voluntad del artista, la renovación fue diseñada y centrada en la figura de Gala y en sus escritos expresaba la voluntad de rendir culto a Gala a través de una catedral “Galáctica”, un templo solemne digno de su amor.”
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