Empieza tu visita con uno de los verdaderos clásicos: un croissant de mantequilla hojaldrada recién hecho por uno de los panaderos más queridos de la ciudad. Aquí también disfrutarás de una degustación de pan casero de masa madre y oirás más cosas sobre la familia que regenta este favorito local.

Naturalmente, los macarons deben ocupar un lugar destacado en el menú de cualquier visita a Francia. La siguiente parada te llevará a un maestro chocolatero para degustar unos deliciosos manjares con los que dar comienzo a la visita. Como Meilleur Ouvrier de France -título que sólo se concede a los mejores en su oficio- puedes estar seguro de que los suyos son unos de los chocolates de mejor calidad del barrio.

Ha llegado la hora de un tentempié menos conocido pero igualmente delicioso en un mercado de alimentos local: las tortitas de garbanzos. Después, te guiarán por el barrio judío de París en un breve paseo histórico. Mientras exploras una tienda centenaria repleta de delicias regionales, conocerás mejor la historia judía de París. Disfruta de unos pasteles únicos en una panadería familiar, y luego descubre cómo compran los franceses los productos, mientras degustas una deliciosa selección de quesos y embutidos.

Abierto originalmente como protesta contra la comida rápida, en el siguiente restaurante probarás una deliciosa sopa de cebolla francesa y aprenderás más sobre el menú, que consiste en ingredientes de origen local y platos elaborados desde cero.

¡Viaja hacia una experiencia pastelera sin igual! Mezclando sabores sirios con técnicas de pastelería francesa, visitarás a un pastelero franco-sirio que elabora deliciosos “nidos” de pastelería.

¡No estaría bien terminar sin una copa de vino! Tu última parada te llevará a un lugar especializado en vinos naturales. Aquí conocerás al propietario y te hablará de este fascinante mundo.