Con su arquitectura imperial, la Glorieta del Palacio de Schönbrunn es uno de los elementos más destacados de los jardines de este hermoso edificio vienés. La antigua Glorieta se construyó en 1775 en estilo clásico como salón de celebraciones y de desayunos del emperador Francisco José I. Merece la pena dedicar unos momentos a examinar sus detalles antes de subir la escalera de caracol que lleva a la majestuosa terraza de observación, desde la que podrás disfrutar de vistas incomparables de la histórica Viena e imaginar el aspecto que tenía la ciudad en tiempos de su gobernante imperial.
El diseño de la estructura es verdaderamente espectacular. La estructura central es un arco triunfal con una balaustrada ornamentada. En la parte superior de esta terraza, verás la escultura de un águila imperial posada sobre un globo terráqueo y una serie de trofeos. Dos galerías flanquean el arco central y presentan columnas gemelas, entablamentos y más arcos. El escultor de Salzburgo Johann Baptist von Hagenauer es el creador de muchas de las esculturas de esta construcción.
La parte interior del techo esconde una inscripción dedicada al emperador José II y la emperatriz María Teresa, y marca la fecha de la construcción de la Glorieta. Y un detalle curioso: una parte del ala este se restauró después de la explosión de una bomba de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en los años noventa se realizaron intensas labores de restauración y reacristalamiento para devolverle su antiguo esplendor.
No pierdas la oportunidad de subir la escalera de caracol hasta el mirador de la balaustrada superior. Estarás a unos 20metros de altura y frente a vistas inmejorables de los terrenos del palacio y de la ciudad más allá. Quizá te apetezca sentarte en la cafetería ubicada en el piso superior de la Glorieta y disfrutar de una amplia variedad de refrigerios y pasteles recién hechos con una buena taza de café. Los domingos se sirven brunches con música en vivo de una banda local.
La Glorieta está situada dentro de los jardines del Palacio de Schönbrunn. Puedes llegar fácilmente en el metro de Viena, o bien en tranvía o autobús. Debes pagar el acceso al mirador en la parte superior, pero el precio no es elevado. La terraza abre al público a diario.