Acércate a la iglesia de San Carlos (Karlskirche) desde la Karlsplatz y enseguida te llamará la atención la asombrosa combinación de elementos arquitectónicos. La cúpula y las torres de estilo barroco vienés contrastan con el pórtico de estilo griego y las columnas románicas, haciendo de esta una de las iglesias más peculiares de Viena. En el pequeño museo de la iglesia podrás admirar objetos que pertenecieron a santos y gracias al ascensor podrás subir hasta la cúpula para observar de cerca sus frescos.
En 1713, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos VI juró construir una iglesia para el santo patrono que llevaba su nombre, Carlos Borromeo, si Viena se salvaba de la peste, que se extendía rápidamente por Europa. La construcción se inició unos cuantos años después del fin de la epidemia, a manos de Johann Bernhard Fischer Von Erlach. Tras la muerte del arquitecto, su hijo se encargó de continuar la obra, que se completó 1739. La combinación de estilos resultante es bastante sorprendente, incluso en la actualidad.
La cúpula de cobre de 72 metros destaca en el horizonte de edificios de Viena, pero el interés de los elementos exteriores de la Karlskirche aumenta notablemente cuando te acercas a ella. Admira las altas columnas romanas con pequeñas cúpulas barrocas y observa los bajorrelieves que representan escenas de la vida de Carlos Borromeo. Delante de la iglesia hay una escultura de Henry Moore.
En el interior encontrarás enormes muros y columnas de mármol, con innumerables ornamentos dorados y pinturas. Puedes pagar para utilizar el ascensor panorámico hasta la cúpula y después sube la escalera para examinar de cerca los frescos realizados por el famoso artista Johannes Michael Rottmayr. La entrada incluye la visita del Museo Borromeo, que alberga objetos como la ropa de viaje de este antiguo obispo de Milán.
Consulta los anuncios de la iglesia para averiguar si durante tu visita se realizará la habitual representación del Réquiem de Mozart con instrumentos de época de los sábados por la noche: merece la pena.
La iglesia de San Carlos se encuentra cerca de la Karlsplatz, en la esquina sudeste del Resselpark, y puedes llegar a pie o en bicicleta, en coche o a través del transporte público. La iglesia abre todos los días y se puede visitar los domingos por la mañana.