Contempla la bella arquitectura y descubre la historia de los peregrinos de Pieterskerk. Este lugar ha sido la ubicación de distintas iglesias desde el siglo XII. A medida que su comunidad iba creciendo, la iglesia se sustituía por otra más grande. El edificio que vemos hoy se construyó entre los siglos XIV y XVI.
Pieterskerk desempeñó un papel fundamental en la vida de los protestantes conocidos como los “peregrinos”, que emigraron a Leiden desde Inglaterra huyendo de la persecución religiosa que emprendió el rey Jaime I. Uno de sus líderes, el pastor John Robinson, está enterrado en la iglesia. Los peregrinos emigraron después desde Plymouth a América. La tradición de Acción de Gracias parece estar relacionada con la del 3 de octubre, que conmemora la liberación de Leiden del asedio español de 1574.
Contempla las vidrieras policromadas. No son las originales, sino reproducciones del siglo XIX que se colocaron después de la explosión de una nave que transportaba pólvora. Los tubos del órgano Van Hagerbeer sí que son los originales, del año 1448.
Si te fijas en el suelo, verás muchas lápidas de la Edad Media, cuando era costumbre enterrar en la iglesia a los más ricos y poderosos. Verás, por ejemplo, las tumbas de intelectuales locales, como el matemático Ludolf van Keulen, el físico Herman Boerhaave y el pintor de la Edad de Oro, Jan Steen.
La iglesia se secularizó y ahora se organizan en ella distintos eventos. Encontrarás distintos carteles informativos en su entorno que explican con detalle la historia de la estructura. Para acceder, hay que pagar una entrada muy económica que incluye un descuento para la cafetería. Abre todos los días.
Después de la visita a Pieterskerk, dedica algo de tiempo a explorar las calles aledañas y ver algunos edificios históricos que utilizaron los peregrinos. Si viajas en miércoles o sábado, visita el mercado de agricultores cercano, con una interesante oferta de queso local y arenque holandés.